Bienvenido

Tal vez te desconcierte este nombre de "yermo". Y es normal, pues
te encuentras en un lugar ameno, verde, agradable. Y es que en la vida eremítica esta palabra tiene un sentido espiritual:
quiere decir un lugar apartado, silencioso, tranquilo. En él se quiere experimentar la cercanía de Dios y hasta su presencia. No es una evasión, sino un encontrarse con Dios, con las demás personas y consigo mismo a través de un clima adecuado y una dinámica concreta de silencio, soledad y sencilla vida fraterna.
...........................................................La Comunidad de El Yermo

7 de enero de 2009

San Bruno, el primer cartujo (II)



Cuando Bruno tenía alrededor de veinte años, siendo aún estudiante en la escuela de la Catedral, ocurrió un suceso que dejó honda huella en su sensibilidad religiosa: el Papa León IX vino a Reims y celebró allí un Concilio. El 30 de septiembre de 1049, el Papa llegaba a Reims. El 1.° de octubre hizo la traslación de las reliquias de San Remigio. Al día siguiente, León IX consagraba la nueva iglesia de la abadía de San Remigio. ¡Qué devoción le tuvo siempre Bruno!
Acabadas las fiestas de San Remigio, el 3 de octubre, León IX abrió el Concilio. Numerosos arzobispos, obispos y abades participaron en él; trataron, sobre todo, de la simonía que minaba entonces a la Iglesia y que urgía extirpar. Comparecieron varios obispos, convictos de haber comprado su obispado. El Papa y el Concilio los depusieron y excomulgaron. Después se tomaron las medidas disciplinares para atajar el mal... Bruno estuvo al corriente de las medidas y decisiones del Concilio, a las que la presencia del Papa confería una autoridad y solemnidad excepcionales.
Al despertar su vida de acción, los grandes problemas de la iglesia gravitaban sobre la conciencia de Bruno. Profundamente religioso y recto, penetrado de la Sagrada Escritura y de los grandes principios de la fe, no podía por menos de reflexionar sobre la situación de la Iglesia, sobre la necesidad de reforma y sobre la orientación que él debía dar a su vida, para que alcanzase la plenitud de su valor y su fidelidad. De momento le parece que el Señor le inclina hacia los estudios religiosos, aquí, en Reims. Se mete de lleno en la vida de la diócesis, se entrega a la enseñanza sagrada.
Terminados sus estudios, ¿vivió Bruno algún tiempo en París? ¿Volvió por una temporada a Colonia? ¿Recibió las Órdenes sagradas? ¿Predicó? ¿En qué lugares? Puntos oscuros, sobre los que faltan documentos auténticos. Sólo una alusión de un Título Fúnebre, de la que sería aventurado sacar conclusiones demasiado concretas: «Multos sermones faciebat per regiones». Un simple clérigo, con los estudios y títulos de la escuela de Reims, podía ser llamado a predicar al pueblo, ciertamente.
(continuará...)

5 de enero de 2009

San Bruno, el primer cartujo (VII)

LA AVENTURA
En una fecha que no podemos precisar exactamente, pero que se sitúa entre 1081 y 1083, Bruno abandonó Reims en compañía de Pedro y Lamberto. Bajaron hacia el Sur, en dirección de Troyes. Allí, a unos 150 kilómetros de Reims y unos 40 al Sudeste de Troyes, en Molesmes, existía desde 1075 una abadía cuyo abad, Roberto, tenía gran reputación de sabiduría y santidad. Roberto había reagrupado a su alrededor a algunos eremitas del bosque Collan, cerca de Tonnerre, y los había formado en la vida benedictina. La abadía era pobre. En 1083 fue necesario que el obispo y señor de Langres hiciera un llamamiento a sus vasallos para salvar a Molesmes de su miseria. Esta pobreza favorecía el fervor de los monjes.
Cuando Bruno, Pedro y Lamberto acudieron a Roberto, acababan de regalar a la abadía de Molesmes la finca de Séche-Fontaine, que no utilizaban. Estaba a unos ocho kilómetros de Molesmes. Lo suficientemente lejos para que sus habitantes se consideraran muy distintos de los benedictinos de Molesmes, y lo suficientemente cerca para que las relaciones fueran fáciles con la abadía y sobre todo con su santo abad. Además, ¿no era a propósito para la vida eremítica el bosque Fiel, que rodeaba a Séche-Fontaine? Ya en muchos rincones de él se habían establecido ermitaños solos o en grupos. Séche-Fontaine, pues, fue el lugar donde, con la aprobación de Roberto., se instaló Bruno con sus compañeros. Allí vivieron vida eremítica, «heremitice vixerant», dice una de las dos cartas de Molesmes que relatan los comienzos de Séche-Fontaine.
¿Cuánto tiempo duró esta fase de la vida de Bruno? Un año como mínimo y tres como máximo, según la fecha de la salida de Reims. Suficiente tiempo en cualquier caso para que otros discípulos se les reuniesen.
Pero Bruno lleva en sí otro ideal de vida religiosa: se siente impulsado por el Espíritu de Dios al «desierto', y escoge el eremitismo. Así vemos cómo, acompañado indudablemente de algunos compañeros, deja Séche-Fontaine y va en busca de un lugar apropiado para la realización de su proyecto. Esta separación se hizo en un clima de sinceridad y caridad.
Sea como fuere, la nueva partida de Bruno, su salida de Séche-Fontaine, nos da una luz especial sobre su vocación. Como monje, no se siente llamado a la vida cenobítica. Quiere la soledad, a solas con el Solo, a solas con Dios. Este es el auténtico llamamiento del Espíritu Santo en su alma y en su vida.
De nuevo emprendió la ruta del Sur y se dirigió hacia Grenoble y los Alpes, a más de 300 kilómetros. Se ignora el porqué de esta elección.
A primeros de junio de 1084, Bruno y sus seis compañeros llegaban a Grenoble, comenzando así una maravillosa y misteriosa aventura...