En una fecha que no podemos precisar exactamente, pero que se sitúa entre 1081 y 1083, Bruno abandonó Reims en compañía de Pedro y Lamberto. Bajaron hacia el Sur, en dirección de Troyes. Allí, a unos 150 kilómetros de Reims y unos 40 al Sudeste de Troyes, en Molesmes, existía desde 1075 una abadía cuyo abad, Roberto, tenía gran reputación de sabiduría y santidad. Roberto había reagrupado a su alrededor a algunos eremitas del bosque Collan, cerca de Tonnerre, y los había formado en la vida benedictina. La abadía era pobre. En 1083 fue necesario que el obispo y señor de Langres hiciera un llamamiento a sus vasallos para salvar a Molesmes de su miseria. Esta pobreza favorecía el fervor de los monjes.
Cuando Bruno, Pedro y Lamberto acudieron a Roberto, acababan de regalar a la abadía de Molesmes la finca de Séche-Fontaine, que no utilizaban. Estaba a unos ocho kilómetros de Molesmes. Lo suficientemente lejos para que sus habitantes se consideraran muy distintos de los benedictinos de Molesmes, y lo suficientemente cerca para que las relaciones fueran fáciles con la abadía y sobre todo con su santo abad. Además, ¿no era a propósito para la vida eremítica el bosque Fiel, que rodeaba a Séche-Fontaine? Ya en muchos rincones de él se habían establecido ermitaños solos o en grupos. Séche-Fontaine, pues, fue el lugar donde, con la aprobación de Roberto., se instaló Bruno con sus compañeros. Allí vivieron vida eremítica, «heremitice vixerant», dice una de las dos cartas de Molesmes que relatan los comienzos de Séche-Fontaine.
¿Cuánto tiempo duró esta fase de la vida de Bruno? Un año como mínimo y tres como máximo, según la fecha de la salida de Reims. Suficiente tiempo en cualquier caso para que otros discípulos se les reuniesen.
Pero Bruno lleva en sí otro ideal de vida religiosa: se siente impulsado por el Espíritu de Dios al «desierto', y escoge el eremitismo. Así vemos cómo, acompañado indudablemente de algunos compañeros, deja Séche-Fontaine y va en busca de un lugar apropiado para la realización de su proyecto. Esta separación se hizo en un clima de sinceridad y caridad.
Sea como fuere, la nueva partida de Bruno, su salida de Séche-Fontaine, nos da una luz especial sobre su vocación. Como monje, no se siente llamado a la vida cenobítica. Quiere la soledad, a solas con el Solo, a solas con Dios. Este es el auténtico llamamiento del Espíritu Santo en su alma y en su vida.
De nuevo emprendió la ruta del Sur y se dirigió hacia Grenoble y los Alpes, a más de 300 kilómetros. Se ignora el porqué de esta elección.
A primeros de junio de 1084, Bruno y sus seis compañeros llegaban a Grenoble, comenzando así una maravillosa y misteriosa aventura...
Cuando Bruno, Pedro y Lamberto acudieron a Roberto, acababan de regalar a la abadía de Molesmes la finca de Séche-Fontaine, que no utilizaban. Estaba a unos ocho kilómetros de Molesmes. Lo suficientemente lejos para que sus habitantes se consideraran muy distintos de los benedictinos de Molesmes, y lo suficientemente cerca para que las relaciones fueran fáciles con la abadía y sobre todo con su santo abad. Además, ¿no era a propósito para la vida eremítica el bosque Fiel, que rodeaba a Séche-Fontaine? Ya en muchos rincones de él se habían establecido ermitaños solos o en grupos. Séche-Fontaine, pues, fue el lugar donde, con la aprobación de Roberto., se instaló Bruno con sus compañeros. Allí vivieron vida eremítica, «heremitice vixerant», dice una de las dos cartas de Molesmes que relatan los comienzos de Séche-Fontaine.
¿Cuánto tiempo duró esta fase de la vida de Bruno? Un año como mínimo y tres como máximo, según la fecha de la salida de Reims. Suficiente tiempo en cualquier caso para que otros discípulos se les reuniesen.
Pero Bruno lleva en sí otro ideal de vida religiosa: se siente impulsado por el Espíritu de Dios al «desierto', y escoge el eremitismo. Así vemos cómo, acompañado indudablemente de algunos compañeros, deja Séche-Fontaine y va en busca de un lugar apropiado para la realización de su proyecto. Esta separación se hizo en un clima de sinceridad y caridad.
Sea como fuere, la nueva partida de Bruno, su salida de Séche-Fontaine, nos da una luz especial sobre su vocación. Como monje, no se siente llamado a la vida cenobítica. Quiere la soledad, a solas con el Solo, a solas con Dios. Este es el auténtico llamamiento del Espíritu Santo en su alma y en su vida.
De nuevo emprendió la ruta del Sur y se dirigió hacia Grenoble y los Alpes, a más de 300 kilómetros. Se ignora el porqué de esta elección.
A primeros de junio de 1084, Bruno y sus seis compañeros llegaban a Grenoble, comenzando así una maravillosa y misteriosa aventura...